domingo, 15 de mayo de 2016

Viaje a Vieques

El martes 11 de mayo de 2016 salimos hacia Vieques Sylvia Eliza y Robert, Edna Gautier y Puruco, Tere Colón, Amalia, Margot y Mary, Ramonita y Margarita y yo, Elisama.

A pesar de que compramos las taquillas de la lancha con anticipación todas me sugirieron que había que irse bien temprano por lo que a las siete de la mañana ya estábamos en el terminal.  Dejamos los carros en el estacionamiento.  Cuando íbamos de camino hacia el terminal, Tere Colón, utilizó las carteras que encontraba en el camino para depositar la basura que llevaba en la mano.

Nos ubicaron en el lugar de los “seniors”, ya que todos estamos en esa categoría excepto Tere Colón y Margarita, ya que ellas viajan gratis.  En ese momento todos querían hacerse pasar por mayores de 75 años para tener el privilegio de entrar en primer lugar y no pagar.

Entramos a la lancha. Fuimos en el Ferry de carga.  Tere formó un tremendo tapón a la entrada porque su carro “de carga” se atascó en un tubo en la entrada y nadie se daba cuenta y ella no podía continuar.  Cuando nos dimos cuenta la ayudamos y seguimos.  No se hicieron esperar las protestas porque era incómodo, había mucha gente, el espacio estaba limitado, los asientos incómodos, con tanto asiento y no encontraban dónde sentarse.  Bueno, nos acomodamos y salimos.  Todos iban calladitos y sentaditos, menos Robert.  A mitad de camino empezaron las náuseas y vómitos.  Gracias a Dios todo pasó y llegamos a Vieques. 

Tomamos la guagua que nos llevaría al Trade Winds Guest House.  Al llegar, otra vez las protestas porque pensaban que nos íbamos a quedar en el Hotel Windhan de cinco estrellas que cobran $400 por noche sabiendo que solo pagarían $70.  Pero vamos, se tranquilizaron escogieron los cuartos a su gusto y colocamos las cosas para irnos a almorzar.  Luego las protestas aun cuando no hicieron caso de las asignaciones que les había hecho de los cuartos empezaron:  que tenían que subir escaleras, que el aire estaba dañado que tenía aire y también abanicos, que la cama o era muy grande o muy pequeña, que la frisa era pequeña, que no les gustaba el color, que el muro para la bañera era muy alto, que no había almuerzo ni tampoco iba a haber comida, que el desayuno continental que era la opción no les iba a gustar porque lo único que daban era pan y café. 

Al fin salimos a almorzar y después de visitar varios lugares y hasta llegar a sentarnos e irnos decidimos al fin.  Pedimos el almuerzo y aun no podemos explicar como si pedimos menús diferentes a cinco nos dieron lo mismo.  Unos tristes hamburgers pequeñitos que en lugar de pan tenían arepas.  Habíamos abandonado un restaurante precisamente porque no queríamos hamburgers y Robert quien era el único que quería hamburger se quedó y salió contentísimo por lo bien que comió. 
Los que no comieron hamburgers comieron pescado o pechuga de pollo

Salimos de allí hartitos y nos fuimos al Guest House donde nos esperaba Fabio, un chico de 17 años, para deleitarnos con la música de la guitarra.  Muy bonita experiencia, cantamos aunque en ningún momento el acompañamiento estuvo al compás de las canciones, pero realmente se oyó bastante bien.  Luego nos fuimos al rico sueño.

Al otro día todos madrugaron para descubrir la sorpresa del pobre desayuno que esperaban.  Menos mal que había frutas, jugos de dos clases, panecillos, café, mermelada, mantequilla, queso crema, y mantequilla de maní.  Creo que les vi bastante satisfechos aunque dejaron quemar el pan en la tostadora y protestaron porque el café estaba frío aunque había horno microondas.  Luego nos fuimos a la excursión por Vieques.  Parecía que estábamos de paseo en otro país.  Los edificios sin terminar porque el contratista se quedó con el dinero o porque después que casi estaba terminado descubrieron no tenían las facilidades para instalar el agua y la luz y allí estaban los “muertos”.  Nos encontramos con el sitio ideal para construir la casa del jubilado, así es que volveremos para separar el lugar, queda a tres horas del pueblo y no tiene ni agua ni luz, pero se la pondrán antes de que nos faciliten el lugar en la Universidad.

Regresamos para ir a comer antes de irnos para la Bahía.  El empeño de Puruco era comer lechón y después de tantas horas de espera pidió el lechón y no le gustó, el arroz estaba crudo y los tostones pasmados.  Total que más da si no almorzamos en el lugar para comernos ese lechón con calma y saborearlo.  A Ramonita no le quisieron dar comida y se tuvo que ir con hambre después de habérsele hecho la boca agua al velar a Margarita saborear el rico chillo como el que ella esperaba comer. 

Salimos para la Bahía.  También parecía que estuviéramos en otro lugar lejos de PR.  La carretera que conducía al lugar no tenía más hoyos porque no era más larga.  En un momento dado pensamos que se iba a volcar.  Nada que envidiarle a Carvajal.  Gracias a Dios que Margot decidió a tiempo no ir porque se hubiese muerto del susto.  La guagua llegó a la Bahía botando el aceite del “power stering” y yo solo pensaba si así podíamos regresar, pero se logró no hubo que hacer cambio como para Isabela. 

La experiencia de la Bahía fue hermosa, solo Dios con su infinita grandeza puede ofrecernos unos espectáculos tan hermosos y majestuosos.  Así mismo disfrutamos al otro día al amanecer cuando nos dimos un rico baño en la playa.  Cantamos himnos, Robert recitó poemas, nos contamos experiencias y no podíamos dejar de mencionar lo beneficiosa que resulta el agua de mar para aliviar nuestros dolores.  Tere se dio un rico baño en la orilla y todavía debe estar sobándose los codos por la fuerza que hizo para no dejarse arrastrar por las olas. 

Los premios esta vez se los damos a Sylvia porque no dejó que Robert se manifestara a sus lindas.  Solo le permitió hacer su compra espectacular:  un sweater que decía:  I am de Captain.  Ella sin embargo, se compró unas bellas pantallas y como quince vasitos que no hay en PR.  El otro premio fue para Puruco que no permitió que Tata se comprara todo lo que quería, ella quería gafas, bultos, bufandas, carteras.  Ella quería comprar cosas que en Puerto Rico no se consiguen.  Tere compró pan para mandarle a Ino.  ¡Gracias a Dios que no habían muchas tiendas!  Por poco compran hasta jueyes.


Terminó el viaje y todos regresamos alegres y contentos a nuestros hogares listos para la próxima experiencia.

miércoles, 11 de mayo de 2016

Visitan a Irving y a Paquita en la Florida

El compañero José Saavedra recientemente visitó a los compañeros Irving Ortega  y Paquita Rodríguez allá en Florida. He aquí la evidencia.