Accedan a la sección de Mujeres de Exito de esta edición del Periodico Oriental, para que disfruten el el reportaje que se le hace a nuestra Presidenta.
https://issuu.com/regionaldigital.com/docs/peri__dico_el_oriental__edici__n_19_6f1db61d5a026a
https://drive.google.com/file/d/0B_O1drZBMYsGVVdaMnI0bmdicXVfX0Rva3VWSWlibHVaYTFB/view?usp=sharing
jueves, 17 de marzo de 2016
miércoles, 9 de marzo de 2016
Bazar
Accedan al enlace para la Promo de nuestro Bazar. No te lo debe perder....
https://drive.google.com/file/d/0Bzyy-a1alvMsVHloSFcyamFRa243dXRCVVBmaTQxcjZQc2E0/view?usp=sharing
https://drive.google.com/file/d/0Bzyy-a1alvMsVHloSFcyamFRa243dXRCVVBmaTQxcjZQc2E0/view?usp=sharing
jueves, 3 de marzo de 2016
Medidas para la optimización de recursos disponibles en UPR
Informe sometido por el equipo de la AGB, con medidas concretas de reorganización de la UPR.
Accedan al siguiente enlace.
https://drive.google.com/file/d/0B_O1drZBMYsGWWZrQWRPWi05QXM/view?usp=sharing
Accedan al siguiente enlace.
https://drive.google.com/file/d/0B_O1drZBMYsGWWZrQWRPWi05QXM/view?usp=sharing
miércoles, 2 de marzo de 2016
Un inolvidable viaje a la Hacienda Carvajal.
El pasado miércoles, 24 de febrero 2016 un grupo de la Asociación Profesores Jubilados UPRH
participamos de una excursión ecológica y cultural a la Hacienda Carvajal en el
pueblo de Ciales.
A las 9:00 am salimos del recinto de la UPR en Humacao. Íbamos en una
guagua inmensa que se quedó con todo el estacionamiento. En el camino recogimos
a varios compañeros/as pero aun así quedaban espacios vacíos en la guagua.
Viajamos comiendo galletas de casco y guineos por todo el norte pasando Bayamón, donde de inmediato visualizamos un centro comercial
y allí nos detuvimos para tomar café y
atender los reclamos de los diuréticos. Retomamos la ruta pasando por Toa Alta hasta llegar a Morovis y
de ahí tomamos la famosa ruta de la carretera 149 hacia la Hacienda Carvajal en Ciales.
Lo primero que apreciamos fue los enormes mogotes, algunos con apariencia de busto de caciques
taínos. Los mogotes son
responsables de originar la formación de cuevas
con lugares de riqueza espeleológica y son fuentes de los valiosos y
atesorados acuíferos. Al ratito de recorrer aquella carretera ya pensábamos que
habíamos llegado. Nada más lejos de la verdad. La carretera comenzó a
transformarse cobrando vida propia. La
guagua se alargaba pegándose a la carretera como una enorme anaconda.
De súbito comenzamos a apreciar unos enormes precipicios donde la vista
se perdía. La desesperación nos atrapó. De inmediato aparecieron por todos
lados compañeros/as con sus celulares inteligentes indicando la ruta a seguir.
Lamentablemente muchos se quedaron sin señal y otros tenían los mapas al revés.
El chofer muy respetuosos los escuchaba y decía -Ujú- y continuamos muy
tranquilo mirando un televisor de 32 pulgadas que trazaba la ruta.
El monte oloroso nos daba la bienvenida mientras nos atrapaba en su
inmensidad. Parecía que nos salimos del tiempo y nos trasladábamos a otra
dimensión. A medida que más nos adentrábamos por la carretera, el monte se iba desnudando con rapidez, la luz
del sol se desdoblaba a través de las ramas de los árboles. Eran las 12 del mediodía
y daba la impresión que estábamos en la intimidad del crepúsculo.
En cierto momento reflexioné
profundamente. Por unos segundos llegue a pensar que Elisama nos había llevado
por aquella ruta para que nos arrepintiéramos como pecadores. Y es que la guagua parecía ir por una
dimensión espacial no reconocida, por rumbos claros/obscuros entre sombras y
claridades. Lo cierto es que aquella sensación de quietud, equilibrio,
tranquilidad hacia que los pensamientos se confundieran con el follaje de la
vegetación.
Pero solo bastaba mirar hacia al lado y apreciar aquellos enormes riscos,
para que me temblara el alma y hasta los
pocos tuquitos de mis cabellos se pararon. Hubo que pedirles a los más llenitos
que se cambiaran del lado derecho de la guagua hacia el lado izquierdo para
establecer un balance. A cada curva, cerrábamos temblorosos nuestros incrédulos
ojos mientras agarrábamos fuertemente el asiento. Allí parecía que todos los
puntos cardinales se alineaban. Cada
letrero que observamos que decía Hacienda Carvajal nos daba esperanza, pero a cada
media hora aparecía otro y otro sin que viéramos
la luz al final del túnel.
Lo cierto era que continuábamos aquella travesía entre riscos. Aquellas tierras que fueron habitadas y
visitadas por nuestros aborígenes, como por colonias de miles de mariposas
amarillas y multicolores. Pensé en la importancia de cobrar conciencia del respeto
a la biodiversidad, el cuidado del
entorno y respeto por los ríos, bosques, flora y fauna de nuestro país.
Todos para la fonda |
¡Al fin llegamos a la Hacienda Carvajal! Pero no sin antes, pasar un susto, porque pasó una guagua escolar a toda prisa y nos llevó el espejo retrovisor. Para todos los efectos nos quedamos tuerto en aquel remoto lugar. Hubo preocupación del chofer y de alguno de nosotros. El Guía nos buscó en una guagua y nos llevó hasta la Hacienda. Nos bajamos hambrientos directos en caravana para la fonda Casa Blanca. Allí nos deleitamos con arroz y habichuelas con pollo y costillitas. Vaciamos todo el inventario de aquella extraordinaria oferta gastronómica. Y por supuesto nos deleitamos con el rico café.
Luego, el Guía nos llevó por las instalaciones de la Hacienda. Visitamos
el
Jardín de Bromelias, la siembra de café, la quebrada Cielito, la siembra
de cacao y la aldea Taína. El Guía anunció que el cacao era para eliminar las arrugas, bueno para la
belleza y al ratito observé que un árbol que estaba cargadito de cacao se quedó
sin un fruto. Las carteras de las damas lucían más pesadas. El guía resaltó el
valor histórico de la cultura taína y nos mostró unas réplicas de sus bohíos y
las distintas figuras. Por último pasamos al impresionante Museo de la
Imprenta.
Una taína del lugar nos observa. |
Otra taína del lugar. |
Elisama sometió un cuestionario de satisfacción y el 99.9 % expresó que
fue una experiencia fabulosa. Muchos pidieron que se organizara a la brevedad
posible otra excursión para el mismo lugar, sobre todo para darle la
oportunidad a los compañeros que no pudieron asistir. Luego, nuestras Presidenta con sus facultades omnímodas
improvisó un grandioso sorteo de hermosos, prácticos y caros regalos. Ah, y la sorpresa de última hora fue
que descubrimos que la compañera Yolanda
Rivera Turull , era una reincidente porque ya había visitado la Hacienda Carvajal. La
compañera de asiento la miraba incrédula y como con deseos de darle una
palmadita.
Finalmente llegamos a Humacao con la alegría de haber disfrutado de otra
enriquecedora aventura.
Prof. Félix Báez Neris
3 de marzo 2016
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