Programa dedicado a la memoria de Edgardo Delgado Figueroa.
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Muy buenos días
El comité timón me ha
otorgado el privilegio de compartir con Uds. algunas palabras como preámbulo al
compartir navideño de nuestra asociación.
Llevo, créanme, varios días
desde que recibí la llamada de Félix pensando cual sería la reflexión que me
gustaría compartir. Pensé que lo más apropiado era agradecer a la vida, a las
circunstancias, a la misma Universidad el que haya entrelazado nuestros caminos
para agruparnos. Podríamos decir, sin
temor a errar, que nuestra asociación es la reunión de muchas vidas diversas. Nos hemos conocido, reconocido y
aceptado en amor y respeto en la pluralidad de nuestras filosofías espirituales, políticas y culturales.
La asociación del
profesorado jubilado de la UPR Humacao es una abstracción que solo cobra vida
cuando seres diversos la van poblando con ideas, actividades, encuentros y el
siempre compartir en camaradería que nos caracteriza. En esta asociación lo que
nos convoca es la alegría de vernos, de oírnos y poder abrazarnos y saber que
todo, por ahora, está bien.
Hay que agradecer que pudiéramos
laborar por largos años en un oficio que nos aportó conocimiento, amistades,
satisfacción de compartir en la formación de una ciudadanía responsable,
comprometida y crítica. La materia académica que impartimos a miles de jóvenes,
las aportaciones intelectuales a nuestra
universidad y pueblo, el aprendizaje que recibimos de nuestro estudiantado son
experiencias que nos nutren y nos han moldeado como el ser que hoy, ahora, está
aquí presente.
Los últimos años han sido
difíciles y para algunas personas
extremadamente desafiantes: huelgas universitarias, terremotos, huracanes,
pandemia, encierros, marginación, pérdidas de seres amados y de cambios en
nuestras rutinas de vida. Decía Roy T. Bennett,
autor del libro “La luz en el corazón” que “La vida se trata de
aceptar los retos a lo largo del camino, elegir seguir caminando hacia adelante
y saborear el viaje.” Y añado también la frase de nuestro
siempre amado compañero Antonio Mansilla, “La
vida merece ser vivida’.
Nuestro viaje ha sido largo, pleno de alegrías como también
con su porción de tristezas. Hay que agradecer el tener la
dicha de poder ver y sentir la vida
desde esta suma de experiencias humanas. Por desgracia vivimos en una sociedad,
en un mundo donde mucha gente ya sea por violencia, por hambre, por desesperación
no llegan ni a la mitad de lo que hemos vivido, hasta hoy, las personas aquí
presentes. Con el tiempo aprendemos que el fracaso, que las malas experiencias
son solo una puerta que nos provee la vida para ser mejores seres humanos y así ganar en compasión y
solidaridad.
Deseo compartir
estas líneas de la escritora C. Joy Bell que sé que nos tocan de cerca, “Aprendí
que, debido al dolor, puedo sentir belleza, cariño y la libertad de sanar. El
dolor se siente como una puñalada en el corazón, pero sanar es como el viento
en tu cara cuando expandes las alas. – C. JoyBell
Antes de finalizar quisiera
que tomásemos un minuto para mirar a cada colega presente e identificar aquella
persona que nos apoyó en alguna instancia de nuestra vida profesional como
ahora en nuestro presente de jubilada o jubilado o con quien nos gustaría
profundizar en amistad. Comprométete que antes de terminar esta velada navideña
la invites a compartir para agradecérselo y fortalecer esos lazos de amor.
Y en ese orden miro a Emilio y a José y les doy las gracias por ofrecernos su hogar y su calor
humano y darle cabida a este grupo maravilloso.
Pido un aplauso de agradecimiento para Emilio y José.
GRACIAS