La Energía del Universo
reclama uno de sus hijos,
pasado los treinta y seis años.
“¿Por qué?” reclamamos.
“¡Tan joven y lleno de vida!”
Su misión terminada, ahora cumple otra.
La trágica muerte nos conmueve;
lo lloramos, lo extrañamos,
nos apena la familia, la viuda,
sus padres, hermano, sobrino, amigos,
compañeros de trabajo;
todos unidos, lo despedimos.
Pero lo único que ha muerto
es el carapacho en que una vez
vivió su ser, su YO, que aún vive,
y se encuentre unido
a la energía del Universo,
por lo que vive eternamente.
Hoy lo recordamos con dolor,
con sufrimiento profundo, porque
somos seres imperfectos que nos
atamos a la materia, y no a la energía
que nos hace una con el Universo;
somos uno con él por la eternidad.
No busquemos su rostro físico,
sino su rostro espiritual,
el que lo hace perfecto
porque fue creado a la imagen
y semejanza del creador;
JORGE mora junto a nosotros por los siglos de los siglos.
Oscar E. Rodríguez
Profesor Emérito
Universidad de Puerto Rico
Humacao, Puerto Rico
12 de junio de 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario