domingo, 22 de enero de 2023

Reflexión por Helena Méndez

 Muy buenos días

 

El comité timón me ha otorgado el privilegio de compartir con Uds. algunas palabras como preámbulo al compartir navideño de nuestra asociación.

Llevo, créanme, varios días desde que recibí la llamada de Félix pensando cual sería la reflexión que me gustaría compartir. Pensé que lo más apropiado era agradecer a la vida, a las circunstancias, a la misma Universidad el que haya entrelazado nuestros caminos para agruparnos.  Podríamos decir, sin temor a errar, que nuestra asociación es la reunión de muchas vidas  diversas. Nos hemos conocido, reconocido y aceptado en amor y respeto en la pluralidad de nuestras  filosofías espirituales, políticas  y culturales.

La asociación del profesorado jubilado de la UPR Humacao es una abstracción que solo cobra vida cuando seres diversos la van poblando con ideas, actividades, encuentros y el siempre compartir en camaradería que nos caracteriza. En esta asociación lo que nos convoca es la alegría de vernos, de oírnos y poder abrazarnos y saber que todo, por ahora, está bien.

Hay que agradecer que pudiéramos laborar por largos años en un oficio que nos aportó conocimiento, amistades, satisfacción de compartir en la formación de una ciudadanía responsable, comprometida y crítica. La materia académica que impartimos a miles de jóvenes, las aportaciones  intelectuales a nuestra universidad y pueblo, el aprendizaje que recibimos de nuestro estudiantado son experiencias que nos nutren y nos han moldeado como el ser que hoy, ahora, está aquí presente.

Los últimos años han sido difíciles y  para algunas personas extremadamente desafiantes: huelgas universitarias, terremotos, huracanes, pandemia, encierros, marginación, pérdidas de seres amados y de cambios en nuestras rutinas de vida. Decía Roy T. Bennett, autor del libro “La luz en el corazón” que “La vida se trata de aceptar los retos a lo largo del camino, elegir seguir caminando hacia adelante y saborear el viaje.” Y añado también la frase de nuestro siempre amado compañero Antonio Mansilla, “La vida merece ser vivida’.

Nuestro viaje ha sido largo, pleno de alegrías como también con  su porción  de tristezas. Hay que agradecer el tener la dicha de poder ver y sentir  la vida desde esta suma de experiencias humanas. Por desgracia vivimos en una sociedad, en un mundo donde mucha gente ya sea por violencia, por hambre, por desesperación no llegan ni a la mitad de lo que hemos vivido, hasta hoy, las personas aquí presentes. Con el tiempo aprendemos que el fracaso, que las malas experiencias son solo una puerta que nos provee la vida para ser mejores  seres humanos y así ganar en compasión y solidaridad.

Deseo compartir  estas líneas de la escritora C. Joy Bell que sé que nos tocan de cerca, Aprendí que, debido al dolor, puedo sentir belleza, cariño y la libertad de sanar. El dolor se siente como una puñalada en el corazón, pero sanar es como el viento en tu cara cuando expandes las alas. – C. JoyBell

 

Antes de finalizar quisiera que tomásemos un minuto para mirar a cada colega presente e identificar aquella persona que nos apoyó en alguna instancia de nuestra vida profesional como ahora en nuestro presente de jubilada o jubilado o con quien nos gustaría profundizar en amistad. Comprométete que antes de terminar esta velada navideña la invites a compartir para agradecérselo y fortalecer esos lazos de amor.

 Y en ese orden miro a Emilio y a José y les doy las  gracias por ofrecernos su hogar y su calor humano y darle cabida a este grupo maravilloso.  Pido un aplauso de agradecimiento para Emilio y José.

GRACIAS