Tres de cada cuatro empleados que cotizan al Retiro UPR ya son elegibles para jubilarse, alertó la Junta de Directores del plan de pensiones. (semisquare-x3)
Tres de cada cuatro empleados que cotizan al Retiro UPR ya son elegibles para jubilarse, alertó la Junta de Directores del plan de pensiones. (Ramón “Tonito” Zayas)
Si la Universidad de Puerto Rico aplica a su sistema de retiro lo que ha propuesto la Junta de Supervisión Fiscal (JSF), el organismo federal pondría fin al plan de pensiones de beneficio definido con mayor solvencia de todo el gobierno de la isla.



De igual forma, si se recortan las pensiones de ese centro docente, la movida podría quebrar al plan de pensiones y crear un disloque en las operaciones y tareas académicas de la UPR porque tres de cada cuatro empleados que participan del Sistema de Retiro UPR ya son elegibles para acogerse a la jubilación.
Eso aseguró a El Nuevo Día el presidente de la Junta de Directores de Retiro UPREduardo Berríos Torres, quien adelantó que ese cuerpo rector combatirá con los recursos que sean necesarios la propuesta que ha presentado la JSF y que busca aplicar en ese plan de pensiones las mismas estrategias que promueve para laAdministración de los Sistemas de Retiro (ASR) y el Sistema de Retiro para Maestros (SRM).
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“Este es un sistema bien regulado que no busca premiar a un sector sobre otros”, dijo Berrios Torres al destacar que el plan de pensiones que lleva 75 años en operaciones no cayó en las prácticas que provocaron el colapso de la ASR y SRM.
De acuerdo con Berríos, a diferencia de los planes del gobierno central y del magisterio, la gobernanza que rige a Retiro UPR ha permitido tomar decisiones para frenar el deterioro del sistema y combatir otras para evitar que los fondos que pertenecen a los participantes activos y jubilados estén en riesgo.
Los jubilados de Retiro UPR no reciben bonos para la compra de medicamentos o por Navidad y su pensión se fija según un tope de aportación.
Dicho en otras palabras: aunque el plan considera los años de servicio, la edad y los 36 salarios más altos para calcular la pensión, el sistema tiene un tope de pensión a otorgarse.
En Retiro UPR, los topes de pensión están relacionados con el tipo de labores que realizan; aquellos en las escalas de salarios más bajas pueden recibir una pensión no mayor de $35,000, mientras que las pensiones del personal administrativo y docente no deben exceder de entre $55,000 a $69,000.
Estrategias proactivas
“Eso se ha hecho buscando la perpetuidad del plan de pensiones”, dijo Berrios Torres al señalar que, hace unos años, la Junta de Síndicos de Retiro UPR elevó de 55 a 58 años la edad para cualificar para el retiro y aumentó a 12% la aportación que debe hacer el empleado al plan de retiro.
“Nada de esto ha sido por accidente”, insistió Berríos Torres.
Agregó que, para fortalecer el patrimonio que custodia el sistema, se creó un fideicomiso y también se contrató personal experto en inversiones para fortalecer las políticas de inversiones y adoptar las estrategias que permitan alcanzar los objetivos de rendimiento que son necesarios.
“En cuatro años, el corpus ha ganado $300 millones”, dijo Berríos Torres al agregar que la gestión del fondo es la mejor evidencia de que se camina en la dirección correcta.
Mientras la ASR y el SRM se han venido abajo, Retiro UPR muestra una trayectoria ascendente.
Hasta el año fiscal 2016, Retiro UPR tenía casi 48 centavos por cada dólar que debe en pensiones y, con la apreciación que habría visto la cartera en el año fiscal 2017, el plan de pensiones definido lleva cinco años de crecimiento.
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Al concluir el año pasado, Retiro UPR mantenía $1,430 millones en activos, cumplía con las pensiones de 8,800 jubilados y custodiaba el ahorro de unos 10,200 participantes activos. La nómina anual de los pensionados de Retiro UPR ronda $200 millones.
Lo que propone la Junta
“Es claro que todavía no estamos complacidos”, dijo Berrios Torres al reconocer que Retiro UPR acumula una deuda actuarial que no se ha subsanado.
Según el académico, los programas de retiro temprano incidieron en la solvencia del plan de pensiones, pero, sobre todo, la política de congelar plazas por los retos fiscales ha afectado las finanzas del plan.
Mientras más puestos vacantes o, como se dice en el argot fiscal, “congelados”, menos participantes activos aportan al sistema.
Sin embargo, para Berrios Torres, la propuesta de la JSF para cerrar el plan de pensiones y convertirlo en un plan de contribución hará más mal que bien a la situación actual. Esa propuesta que ya se ha aplicado en el gobierno central también se aplicaría al sistema de pensiones de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE).
El Nuevo Día solicitó a esa corporación pública una entrevista sobre el impacto de la propuesta en ese plan de retiro, pero no recibió información financiera actualizada ni se había concedido la entrevista al cierre de la edición.
En el caso de la UPR, explicó Berríos Torres, si se aplica el recorte a las pensiones, que en el caso de la UPR debe promediar un recorte de 17% al mes, según propuesto por la JSF, buena parte de los participantes actuales de Retiro UPR optarán por la jubilación porque ya cualifican para ello.
De ser el caso, la UPR podría enfrentar la salida de miles de empleados y docentes, una dinámica que ya se experimentó en el sistema de pensiones de la AEE.
Del otro lado, dijo Berrios Torres, si el recorte procede, implicaría unos $25 millones menos en pago de nómina, pero, sobre todo, el práctico fin del plan de pensiones, porque, ante la avalancha de retirados, Retiro UPR podría agotar sus ingresos en menos de una década.
Si fuera el caso, sostuvo Berríos Torres, la UPR enfrentaría el dilema que ahora encara el Fondo General de pagar las pensiones de la ASR y los maestros.
“Cerrar el plan sería una contradicción”, dijo Berríos Torres al agregar que ya escribió al presidente de la JSF, José B. Carrión, para alertar al organismo federal del efecto nocivo que tendría su propuesta en las finanzas de la universidad pública que buscan remendar.